jueves, 24 de enero de 2013

EVALUACION DE LAS ACTIVIDADES DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA, HOY



Pautas para evaluar Proyectos y Recursos Humanos en Ciencia Aplicada (*)


Dra. Ing. Cristina Parraga
Directora Dirección de Investigación Ciencia y Técnica
Universidad Mendoza




Nuestro país  demanda cada día más de la capacidad científica y tecnológica, asociada a un      creciente desarrollo económico y social. Por  estos días escuchamos que “Ciencia y  Tecnología se ha convertido en una política de Estado, junto a los Derechos Humanos, y al crecimiento con       inclusión social”. A este entorno debe agregarse  un panorama internacional de crisis económica de los países desarrollados y una tecnificación que penetra en todos los niveles de la vida humana.
En este  marco, resulta vital un análisis de las actividades de investigación, particularmente          enfocadas a lograr una sinergia entre las ciencias básicas y las ciencias aplicadas, atendiendo a que se debe estimular su vinculación con la demanda social y productiva.
Resulta pues un deber ineludible discutir sobre los Proyectos de Ciencia Aplicada y la evaluación de los Recursos Humanos abocados al desarrollo, implementación y gestión de los mismos.
En Argentina, desde Septiembre de 2001 tenemos en vigencia la Ley 25.467 de Ciencia, Tecnología e Innovación. Hoy nos centramos en su Artículo 4° a partir del cual se estructura  el “ Sistema         Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, que estará constituido por los órganos políticos de asesoramiento, planificación, articulación, ejecución y evaluación establecidos por la presente ley; por las universidades, el conjunto de los demás organismos, entidades e instituciones del sector     público nacional, provincial, municipal y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y del sector privado que adhieren a esta norma, que realicen actividades sustantivas vinculadas al desarrollo científico, tecnológico, innovador, de vinculación, financiamiento, formación y perfeccionamiento de recursos humanos, así como sus políticas activas, estrategias y acciones.”
Es en este marco del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación se vienen realizando una serie de  iniciativas tendientes a fijar como será la evaluación de los proyectos y también de los recursos humanos asignados a los mismos.
En primera instancia nos referiremos al Programa “Registro unificado de curriculum vitae de      investigadores de Argentina” (CVAr), lanzado en  septiembre de 2011 y que lleva adelante la          Secretaría de Articulación Científico Tecnológica, a  través de la Subsecretaría de Evaluación          Institucional. El objetivo de esta herramienta es que la información curricular se pueda cargar y     consultar desde una base única para facilitar el   trabajo de los investigadores y las   instituciones de ciencia y tecnología del país. Se trata de dar cumplimiento a la ley 25.467 que establece la creación de un   registro nacional de científicos y tecnólogos. 
El CVAr responde a esa necesidad y tiene    entre sus funciones: proveer información para la       planificación y la toma de decisiones, servir como herramienta para convocatorias  institucionales, publicar datos curriculares, lograr la redacción de un CV estándar aceptado por todas las             instituciones y  promover el intercambio de      información.
La primera etapa del CVAr  ha  consistido en la adecuación de uno de los sistemas locales más grandes. De esta  manera, el Sistema Integral de Gestión y Evaluación (SIGEVA), que actualmente utilizan el Consejo Nacional de  Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y numerosas       universidades, cuenta con una aplicación  actualizada, adaptada a la base unificada de     Currículo Vitae del CVAr.
Pero el aspecto más novedoso es que mediante acuerdos específicos, cada una de los universidades privadas y sus investigadores   tendrán la posibilidad de ingresar al sistema y      poder cargar los proyectos que se estén     desarrollando según lo que establece la  Resolución 693/11. Reglamentándose así el sistema de   recolección, transferencia, administración y  actualización de los datos curriculares y el   modelo de “Convenio de Uso e Intercambio de Datos” entre el Ministerio y las instituciones que integran el Sistema Nacional de Ciencia,  Tecnología e Innovación."
La otra iniciativa a destacar se vincula a una serie de reuniones y talleres realizados en el   ámbito del Consejo Inter-universitario Nacional (CIN) para    la evaluación de  la  actividad  de   producción  del conocimiento atendiendo particularmente a las interacciones entre la Ciencia Básica (Investigación  Básica IB), la Ciencia  Aplicada (Investigación Aplicada IA)  y las iniciativas tendientes a estimular las demandes sociales y productivas que las vinculan. No es menor, entonces, analizar el lugar de las investigaciones o proyectos netamente interdisciplinarios y cuyos resultados se vuelcan directamente a una demanda en particular (transferencia  inmediata) de un sector de la sociedad.

Las principales conclusiones de los plenarios centrales a este respecto pueden resumirse en los siguientes enunciados:
· Existe consenso en calificar como IB a aquella que pretende superar la frontera del conocimiento en un área del saber y como IA: a aquella que pretende dar respuesta a alguna demanda de la sociedad. Aunque más que “Aplicada” debe considerarse a esta última como “APLICABLE” o también  “INVESTIGACIÓN ORIENTADA A PROBLEMAS”.
· Existe un acuerdo amplio por parte de  los actores del Sistema, en un cambio de   paradigma en la concepción de la evaluación de los proyectos de IA, aunque a nadie escapa la complejidad del tema.  Los nuevos Comités de Evaluación para este tipo de Proyectos se deberían conformar multidisciplinariamente y además prever la incorporación a los mismos de evaluadores externos, es decir del sector productivo. Debería preverse también   capacitaciones y entrenamiento en las tareas de evolución para estos nuevos actores. 

Seguramente estas acciones derivarán en poder contar con un banco de datos de   evaluadores externos entrenados. Una forma de hacerlo sería distinguir entre la evaluación de calidad, que debiera ser el trabajo de los   pares, y la evaluación de la pertinencia, en la cual sería posible que participaran otros “stakeholders” (grupos de interés).
· Se podría decir que los nuevos jurados incluirían  a “investigadores profesionales” en contraposición de los “investigadores clásicos (formato CONICET)”.
· Se analiza el parámetro de las publicaciones (Bibliometría) desde dos vertientes. Una tiene que ver con una serie de publicaciones   existentes y muy prestigiosas que deben ser revalorizadas, ya sea de universidades como de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) o bien de organismos de investigació  provinciales, privados, etc. Muchas de ellas han sido calificadas de excelencia y aún dentro del propio CONICET existen marcadas diferencias en cuanto a su consideración.
La otra se relaciona con la posibilidad de   editar una o más revistas dedicadas sobre IA. Éstas estarían dedicadas a la divulgación     electrónica de trabajos útiles a las  comunidades de una universidad, al desarrollo local y a la innovación productiva.
· Se citan también las bases de datos de     publicaciones y revistas indexadas,  sobre     temáticas específicas como “AgroCiencias”, “ScieLO”, “Scopus”
Finalmente se conviene en establecer una dimensión temporal de los Proyectos de IA  teniendo en cuenta sus “productos”. Con este encuadre se los ubicaría en:
· Proyectos  cuyos productos son POTENCIALES. La investigación proveerá o no dichos productos

· Proyectos cuyos productos so  FACTIBLES porque se intuye que en corto plazo tendrán productos en funcionamiento (ya se tienen prototipos) o bien hay ya un  adoptante de sus resultados.
· Proyectos cuyos productos tienen  TRANSFRENCIA concreta o bien son demandados específicamente por el sector   productivo.

Como se puede observar esta política de   Estado, de Ciencia y Tecnología, requiere de los Recursos Humanos involucrados, una nueva   forma de “medir”, nuevas pautas, criterios e   indicadores (qué evaluar y cómo ponderar). Aunque lentamente, es notable un cambio, no sólo en las concepciones de evaluación, sino también en relación a los preconceptos y  prejuicios que suele haber desde la IB y la IA.
Con sumo agrado se ha podido asistir al trabajo conjunto y asociativo de universidades nacionales, el Consejo de Rectores de   Universidades Privadas (CRUP), de organismos como INTA, INTI, CONICET, CNEA, CONAE,    SEGEMAR, INIDEP, INA, CITEFA y ANLIS.
El Consejo Interinstitucional de Ciencia y  Tecnología es entonces el ente que reúne toda los centros de actividad sustantiva en ciencia, tecnología o innovación con asiento en   territorio nacional y una muestra más de que la INTERDISCIPLINARIEDAD es el camino no sólo por la complejidad del problema sino por    interdefinibilidad y mutua dependencia.


  *Nota Realizada por la Dra. Parraga de la Universidad Mendoza, para el Boletin Nº 6 de la DICyT



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